¿Alguien cree de verdad que el cristianismo contemporáneo carece de predicadores, libros, traducciones de la Biblia, y detalladas declaraciones doctrinales?

Lo que realmente falta es pasión para invocar al Señor hasta que Él abra los cielos y se muestre Todopoderoso.

La oración es más que algo que nosotros hacemos. Es algo que Dios hace a través de nosotros. Acepta la invitación de Dios para encontrarte con Él - y participar en Su voluntad en la tierra.

Únete a los exploradores que han abierto caminos para el Señor en la oración.

lunes, 17 de marzo de 2014

LA ORACIÓN ECHA MANO DE LA ETERNIDAD


Ningún hombre es más grande que su vida de oración. El pastor que no ora está jugando; los cristianos que no oran, se extravían. El púlpito puede usarse como un escaparate para exhibir talentos naturales de comunicación; el cuarto privado de oración no permite ostentación.

Afectada por la pobreza espiritual como lo está hoy en día, la iglesia está más afectada aquí, en el hábito de la oración. Hay muchos organizadores, pero pocos agonizadores; muchos motivadores, pocos ejemplificadores; muchos cantantes, pocos constantes; muchos pastores, pocos luchadores; muchas ánimas, pocas lágrimas; mucha canción, poca pasión; muchos mediadores, pocos intercesores; muchos escritores, pero pocos luchadores. Al fallar aquí, fallamos en todo.

Los dos requisitos para una vida cristiana exitosa son: visión y pasión, las cuales nacen y se mantienen sólo por la oración. El ministerio de la predicación está abierto a unos pocos; el ministerio de la oración —el más excelso de todos los ministerios— está abierto a todos. Los adolescentes espirituales dicen: “No voy esta noche, es sólo la reunión de oración”. Poco motivo tiene Satanás para temerle a tanta predicación. Sin embargo, la lección aprendida de experiencias pasadas hace que reúna todo su ejército infernal para luchar contra los del pueblo de Dios que oran... Dios no es pródigo con Su poder; para ser mucho por Él, debemos serlo con Él.

Este mundo desciende al infierno a una velocidad que hace que el avión más rápido luzca como una tortuga; sin embargo, por desgracia, pocos podemos recordar la última vez que nos perdimos una noche de sueño esperando en Dios por un avivamiento que sacuda al mundo. Nuestros corazones no se conmueven. Confundimos el andamiaje con el edificio. La predicación de hoy en día, con su pálida interpretación de las verdades divinas, nos lleva a confundir la acción con la unción, la conmoción con la creación, el ruido y el movimiento, con el avivamiento.

El secreto de la oración es orar en secreto. Un pecador dejará de orar, y un hombre de oración dejará de pecar. Estamos en bancarrota, pero no quebrantados; ni siquiera hemos sido tocados.

La oración es profundamente sencilla y sencillamente profunda. La oración es una forma tan simple de comunicación que hasta los labios infantiles la pueden intentar, y sin embargo, es tan sublime que agota el vocabulario del adulto. Una catarata de palabras ardientes no significa que Dios esté impresionado o conmovido. Una de las más profundas intercesoras del Antiguo Testamento no tenía palabras: “Solamente se movían sus labios, y su voz no se oía”. No hay lingüistas aquí, sólo “gemidos indecibles”.

¿Estamos tan por debajo del cristianismo del Nuevo Testamento que no conocemos la fe histórica de nuestros padres (con sus implicaciones y operaciones), si no sólo la fe histérica de nuestros semejantes? La oración es para el creyente lo que el capital es el hombre de negocios. ¿Puede alguno negar que en la configuración de la iglesia moderna la principal causa de la ansiedad es el dinero? Sin embargo, lo que preocupa más a las iglesias modernas es lo que menos le preocupaba a la iglesia del Nuevo Testamento. Nuestro énfasis está en pagar, el de ellos en orar. Cuando hemos pagado, tomamos nuestro lugar; ellos, “cuando hubieron orado, el lugar en que estaban tembló”.

En materia de oración nuevotestamentaria, inspirada por el Espíritu, sacudidora del infierno, quebrantadora del mundo, nunca tanto ha sido dejado en manos de tan pocos. Para este tipo de oración no hay sustituto. ¡La hacemos o morimos! LR



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