¿Alguien cree de verdad que el cristianismo contemporáneo carece de predicadores, libros, traducciones de la Biblia, y detalladas declaraciones doctrinales?

Lo que realmente falta es pasión para invocar al Señor hasta que Él abra los cielos y se muestre Todopoderoso.

La oración es más que algo que nosotros hacemos. Es algo que Dios hace a través de nosotros. Acepta la invitación de Dios para encontrarte con Él - y participar en Su voluntad en la tierra.

Únete a los exploradores que han abierto caminos para el Señor en la oración.

miércoles, 6 de agosto de 2014

ORAR EN SILENCIO



La Biblia puede no mencionar específicamente la oración silenciosa pero eso no significa que sea menos válida que la oración en voz alta. Dios puede escuchar nuestros pensamientos, tan fácilmente como puede oír nuestras palabras (Salmos 139:23; Jeremías 12:3). El Señor Jesús conocía los malos pensamientos de los fariseos mientras blasfemaban de Él, acusándolo de ser un instrumento del diablo (Mateo 12:24-26; Lucas 11:7). Nada de lo que hagamos, digamos, o pensemos, está oculto de Dios quien no necesita oír nuestras palabras para conocer nuestros pensamientos y nuestros corazones. Él tiene acceso a todas las oraciones dirigidas a Él, ya sean con palabras audibles o no.

La Biblia sí menciona la oración en privado (Mateo 6:6). ¿Cuál sería la diferencia entre orar en voz alta o en silencio si estás solo? Existen algunas circunstancias en donde sólo la oración en silencio es apropiada; por ejemplo, orar por algo solamente entre Dios y tú, al orar por alguien que esté presente, etc. No hay nada malo con la oración hecha en silencio – en tanto no la hagamos porque nos avergüenza ser vistos orando.


Quizá el mejor versículo para indicar la validez de las oraciones silenciosas está en1 Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar”. El orar sin cesar obviamente no puede significar que estemos orando en voz alta. Más bien significa que debemos estar en constante estado de consciencia de Dios, donde llevemos cada pensamiento cautivo en obediencia a Él (2 Corintios 10:5), y trayendo cada situación, plan, temor o preocupación ante Su trono. Parte del orar sin cesar son las oraciones que pronunciamos en voz alta, susurramos, gritamos, cantamos, y pensemos en silencio, mientras dirigimos nuestros pensamientos en alabanza, petición, súplica y acción de gracias a Dios.