CAPÍTULO 3: OREMOS
¿Ya
entendemos en qué consiste la oración? ¿Hemos preparado nuestro corazón con la
actitud correcta? ¿Obedecemos a Dios y permanecemos en Cristo?
¿Comprendemos la ayuda que Dios nos
ofrece por medio del Señor Jesús y el Espíritu Santo? ¿Nos relacionamos con
nuestra hermandad como debemos?
En
esta sección queremos analizar algunas áreas prácticas de la oración. Por
ejemplo: cómo orar, dónde orar, cuándo orar y por qué cosas orar. Es obvio que
estas cosas no son tan importantes como nuestra actitud al orar. Las respuestas
a las preguntas ¿cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo? y ¿por qué cosas debemos orar? Deben
ser el resultado de los principios bíblicos que ya estudiamos en las 2
lecciones anteriores.
Algunos
puntos que veremos en esta sección son enseñanzas tomadas directamente de la
Biblia. Otros son aplicaciones de algunas enseñanzas bíblicas. Primero veremos
una enseñanza del Señor Jesús que brota de un corazón humilde:
¿Cómo debemos orar?
En
secreto. El Señor Jesús a menudo reprendía a los hipócritas. Suena mal llamar a
otro hipócrita. Sin embrago, es peor serlo. A pesar de todo, podemos ser
hipócritas sin reconocerlo. Nos resultará provechoso ver por qué el Señor Jesús
les llamaba así. Asegurémonos de que no seamos semejante personas.
El
Señor Jesús nos dice: “Cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos
aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser
vistos de los hombres” (Mateo 6:5).
¿Qué
buscan los hipócritas? Quieren demostrar a los demás una justicia que no
poseen. Quieren recibir la alabanza y el respeto de las personas. Pero, ¿qué
piensan de Dios? Ni siquiera lo toman en cuenta al estar tratando de
impresionar a los hombres. ¡Qué locura!
A
Dios tenemos que dar cuentas de toda nuestra vida. ¿Cuál es la recompensa de
tales personas?_____________
Simular
una oración ferviente y aparentar una vida espiritual para que otros nos miren
es hipocresía. La hipocresía es tanto mentira como orgullo, y Dios aborrece
ambos pecados. El Señor castigará al orgulloso y al mentiroso, a menos que se
arrepientan y se vuelvan a Él en humildad y con sinceridad.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pidamos
a Dios que nos dé todas las virtudes cristianas para poder orar con libertad.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Leamos
Mateo 6:6 ¿Cómo debemos orar? … Esforcémonos cada día por hablar con Dios a
solas. Es más fácil orar cuando estamos lejos de cualquier distracción. Al
reconocer que Dios nos escucha, entonces nos es más fácil orar de manera
honesta y sin pretensiones. Cuando estamos a solas podemos orar según el sentir
de nuestro corazón, sin tener en cuenta la gramática ni el idioma que
utilicemos. Y nuestro Padre que nos ve en lo secreto nos recompensará en
público. Además, en el día del juicio el Señor Jesucristo nos dirá: “… ” (Mateo
25.34).
Al
orar en público debemos orar con los mismos motivos y con la misma sinceridad
que cuando oramos en privado. ¿Cómo nos va, hermano? ¿Cambiamos nuestra oración
en la iglesia porque otros nos escuchan? Si nuestro deseo al orar es que otros
nos escuchen lo más probable sea que ellos nos escuchen. Pero nuestro Padre que
está en los cielos no nos escuchará, según Mateo 6:5-6. Oremos al Padre, ya sea
en privado o en público. De este modo Él nos escuchará y contestará nuestra
petición.
En
espíritu y en verdad. En 1 Corintios 14:15 Pablo escribe: “Oraré con el
espíritu, pero también oraré con el entendimiento”. Las oraciones en público
edifican si se entienden. ¿Cómo pueden ser edificados los demás si no
comprenden las palabras? Pablo prefirió hablar pocas palabras para edificación
que muchas palabras y sin edificación. Orar es mucho más que repetir una frase
memorizada o leer una oración escrita en un libro. Es más que pasar nuestros
dedos por un rosario. Tenemos un Padre que oye y contesta el clamor de nuestro
corazón. Él todo lo sabe y discierne si lo que decimos es lo mismo que sentimos en nuestro corazón.
A
nosotros nos corresponde orar con palabras que expresen realmente lo que
queremos decir. Él se encarga de lo demás. Es mejor orar con palabras sencillas
en lugar de tratar de impresionar a Dios o a los hombres.
El
Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana en Juan 4:23 que los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Pablo escribió a los
corintios que debían orar con el espíritu y con el entendimiento.
Cuanto
más nos esforzamos por obedecer a Dios y comprender Su voluntad para nuestra
vida tanto más nuestra adoración y nuestra oración serán en verdad. Nuestro
espíritu se eleva a Dios porque comprendemos Su perdón, Su majestad y Su voluntad;
y porque hemos sido transformados por medio de la verdad. Entonces podemos orar
en espíritu y en verdad; con el espíritu y el entendimiento.
Con
emoción. Es bueno orar con emoción, pero debe nacer de la verdad de nuestro
corazón. La Biblia muchas veces se refiere a personas que clamaban al Señor. A
menudo necesitamos echar un vistazo a la majestuosa santidad del Dios
Todopoderoso, comparándola con las limitaciones del ser humano, pequeño y
pecador. Esto debe avivar nuestros sentimientos y conmovernos. Pero una fachada
de sentimientos externos en sí no conmueve el corazón de Dios. Muchas personas
van a la iglesia y avivan sus sentimientos con música, ritmo y otras
expresiones. Estas personas claman a Dios a gritos diciéndole que lo aman, y
esperan que por eso Él los escuche. Pero ya que no leen la palabra de Dios no
comprenden cuál es Su voluntad para sus vidas. Su entendimiento queda sin
fruto.
Leamos
1 Reyes 18 y notemos la diferencia entre la oración sincera de Elías y los
gritos emocionados de los profetas de Baal.
Profetas
de Baal Elías
- Oraciones largas Oración corta
- Brincos y gritos Una sola petición sincera
- Maltrato físico Calma y fe absoluta
- Ninguna respuesta Respuesta inmediata
- No reconocieron al Dios verdadero Alabó a Dios
Posición física al
orar.
¿Debemos orar de pie o de rodillas? ¿Qué posición es la correcta? Busquemos las
citas que aparecen a continuación y anotemos la posición mencionada en cada una
de ellas.
Éxodo
4:31; Josué 7:6, 10; 1 Reyes 8:22-23; Hechos 9:40.
¿Qué
tal orar acostado en la cama? Se puede, pero no es recomendable porque es muy
fácil quedarse dormido.
A
veces es bueno cerrar nuestros ojos para orar sin ser distraído. A los niños
cerrar los ojos les ayuda a escuchar y a la vez les enseña más reverencia.
Dondequiera que haya una oración pública, ya sea en casa, en el templo o en la
escuela, es bueno que niños y adultos cierren los ojos.
Sin
embargo, a veces no es conveniente cerrar los ojos al orar. Pero esto no debe
impedir que oremos. A nuestra mente
puede llegar una necesidad mientras caminamos por la vereda. No es necesario
caer de rodillas a medio camino. Dios está cerca en todo momento para escuchar
nuestro clamor (véase Deuteronomio 4:7).
Otras
veces un predicador puede pedir que oren por él mientras comparte la palabra.
No es necesario cerrar los ojos o arrodillarnos, no sea que distraiga al
predicador o a los demás. Podría, además, provocar nuestro orgullo. Podemos
orar a Dios en nuestra mente mientras seguimos atentos lo que dice el
predicador.
El
ejemplo del Señor Jesús. En la Biblia no se detallan muchas oraciones largas
del Señor. Sin embrago, en Juan 17 el Padre aparta la cortina de la comunión
con Su Hijo y nos muestra el anhelo del corazón del Salvador. Aunque no podemos
orar con la perfección con que oró el Señor Jesús, sí podemos meditar en Su
oración y aprender del contenido y la estructura de esta; así como de la carga
que sentía el Señor, y de Su actitud.
A
través de esta oración, el Señor Jesús se dirige con ruegos al Padre y lo
honra. El Señor ora por asuntos que forman parte de la voluntad de Dios: la
gloria de Cristo, la santificación del creyente y el poder de Dios hacia Sus
hijos.
Cuando
observamos esta oración sentimos la gran carga de Cristo hacia Su pueblo. Él
intercede por los Suyos y pide poder para guardarlos del mal. Él ruega que Sus
discípulos permanezcan unidos a Él, y que permanezcan unidos los unos a los
otros así como el Padre y el Hijo permanecen unidos, de tal manera que son uno.
¿Quiénes
deben tener comunión según 1 Juan 1:3, 7? El Señor Jesús sabe que si no tenemos
una comunión íntima con Él tampoco lo tendremos con nuestros hermanos.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Meditemos
en la bendición de la hermandad y demos gracias a Dios por ella.
----------------------------------------------------------------------------------------------
En
Su oración en Juan 17:15-19, el Señor rogó por la santidad de los Suyos por
medio de la verdad (la palabra de Dios). ¿Cómo incluye en Su oración a los
creyentes de hoy en día (v. 20)?
Veamos
algunos aspectos de esta oración de
intercesión.
- Reverencia hacia el Padre
- Respeto a los atributos de Dios tales como
Su santidad, Su justicia, Su verdad, Su amor, Su poder y Su gloria
- Ideas y expresiones ordenadas
- La realidad de Su relación con el Padre
- Una carga por los creyentes; que sean
santos
- Una carga por los que aún no han creído
Esta
oración nos asegura que a Cristo le interesa mucho nuestro bienestar espiritual
y que aún ahora le dará a los Suyos la victoria.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pidámosle
a Dios que nos enseñe a orar, luego oremos por la primera carga que llegue a
nuestro corazón.
----------------------------------------------------------------------------------------------
Otra
oración del Señor Jesús se halla en Mateo 6:9-13 la cual nos enseña cómo orar y
por cuales cosas orar. Cuando los discípulos le pidieron al Señor que les
enseñara a orar, Él les enseñó esta oración. ¿Por qué le pidieron esto al
Señor? De seguro querían aprender a relacionarse con Dios, saber cómo debían hablar
con Él y qué palabras usar. A veces el Señor Jesús contestaba una pregunta con
otra pregunta, pero esta vez les contestó directamente. En seguida les enseñó
el Padre Nuestro.
Es
bueno aprenderse de memoria esta oración. Sin embargo, no debemos repetirla sin
pensar en lo que dice. Cada frase de esta oración está repleta de significados.
Observemos
esta oración, frase por frase:
“Padre nuestro que
estás en los cielos.” La oración empieza por reconocer la
autoridad suprema y cuál debe ser nuestra relación con Él. Él mora en la
majestad de los cielos, con autoridad
suprema sobre nuestra vida. Nos vemos tal como somos, pequeños y débiles ante
Él.
“Santificado sea tu
nombre.”
Santificado quiere decir “sagrado, consagrado, merecedor de reverencia”. Reverenciar
significa “mostrar honra y respeto profundo, adoración, asombro”. La reverencia
verdadera nos hace acercarnos a Dios con temor y respeto. Aceptar a Dios por
quien Él es promueve la sinceridad, el respeto, la honestidad y la humildad en
nuestras oraciones.
“Venga tu reino”. Anhelamos
la venida del reino de Dios y nos identificamos con él en lugar de
relacionarnos con el reino de Satanás.
“Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Al decir esto
aceptamos la voluntad de Dios para nuestra vida en lugar de tratar de imponerle
la nuestra. Asimismo, oramos que otras personas también acepten y hagan Su
voluntad.
“El pan nuestro de
cada día dánoslo hoy”. Esta petición honra a Dios porque reconoce que Él es
nuestro proveedor. El Señor Jesús nos enseña a darle este honor a Dios cada
día. “El pan” se refiere a lo necesario
en la vida y no a todos los placeres que podríamos desear. Demostramos
nuestra fe en Él cuando pedimos solamente para el día de hoy. Esto armoniza con
los versículos 25-34 del mismo capítulo (Mateo 6) donde se advierte contra el
afán del día de mañana.
“Perdónanos
nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si no
perdonamos a los que nos hacen el mal, no podemos esperar que Dios nos perdone.
Podemos estar seguros de que Dios nos perdona sólo si perdonamos a los demás.
(vv. 14-15)
“No nos metas en
tentación”.
Sabemos que Dios no nos mete en tentación. Pero al orar esto reconocemos la
buena voluntad de Dios y recordamos que sin Su poder seguramente caeríamos en
pecado.
“Líbranos del mal”. Este es
un ruego de ser librado de las garras del mal. Incluye el deseo de no cometer
ninguna maldad y de ser librado de la maldad de otros.
“Tuyo es el reino”. Exaltamos
a Dios y le damos Su lugar merecido como Rey sobre Su reino. A la misma vez,
damos a conocer que somos de Él al formar parte de Su reino.
“El poder”. ¿Sobre
quién tiene Dios el poder? Él es el Rey de reyes y Señor de señores, el
Todopoderoso. Tiene poder sobre todo, incluso sobre nuestra vida.
“La gloria”. Dios
merece toda la gloria. Él no la compartirá con nadie.
“Por todos los
siglos”.
Nuestro Dios es Dios eterno. No cambia. Siempre será de Él la autoridad
suprema, el poder y la gloria absoluta.
“Amén”. Que
siempre sea así.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
¿Recordamos
a alguien que nos haya tratado mal? ¿Acaso hemos podido perdonar a esa persona,
o es una lucha constante cuando pensamos en ella? Pidámosle a Dios que podamos
renunciar a todo pensamiento, sentimiento, o hecho de rencor y venganza.
Pidamos esto cada día hasta que estemos seguros de que hemos perdonado a esa
persona.
--------------------------------------------------------------------------------------------
¿Cuándo debemos
orar?
Antes de comer. El Señor
Jesús bendijo la comida para las multitudes (véase Mateo 14:19). Oró antes de
comer la pascua con Sus discípulos (véase Mateo 26:26-27). La sugerencia de Pablo
en Romanos 14:6 es de dar gracias antes de comer por lo que dice: “El que come, para el Señor
come, porque da gracias a Dios”. Hechos 27:35 relata que Pablo hizo esto: “Y
habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y
partiéndolo, comenzó a comer”.
“Porque
todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción
de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado” (1
Timoteo 4:4-5).
Durante la noche. No es una
buena costumbre acostarnos en la cama para orar. Sin embargo, al despertarte en
la noche es bueno que oremos.
En
distintas ocasiones en la Biblia se menciona a personas que oraban de noche,
aun durante toda la noche. Busquemos las siguientes citas y escribamos quién
oró y por qué oró:
1
Samuel 15:10-11; 1 Reyes 3:5-9; Lucas 2:.37; Lucas 6:12-13; 1 Tesalonicenses
3:10; 1 Timoteo 5:5; 2 Timoteo 1:3.
Algunas
veces los temores nos atormentan de noche. Cosas como los relámpagos y los
truenos, las personas malvadas o aun el estado de nuestro país pueden
atemorizarnos más durante la noche que durante el día. Puede resultarnos de
mucho consuelo si aprovechamos los ratos despiertos orando a Dios en lugar de
pensar en lo posible y en lo probable. La paz y la calma de Dios nos
fortalecerán.
Además,
podemos aprovechar las horas de la noche para interceder por quienes el Señor
trae a nuestra mente. Podemos orar por su salud física y espiritual. Le podemos
pedir a Dios que les dé consuelo en su dolor, victoria en su lucha, ánimo en
las pruebas y socorro a sus necesidades. Recordemos que Dios puede despertar también a otra persona para
que interceda por nosotros.
Quizá
nos quedamos dormidos al orar a medianoche. ¿Está mal esto? No. Dormirnos
orando es mejor que dormirnos pensando en cosas vanas o malas.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Anotemos
algo por lo cual nosotros quisiéramos orar si nos despertamos en la noche
durante esta semana. Si Dios nos despierta, recordemos orar por esto. Si Dios
luego trae otra cosa a la mente, oremos por ello también.
---------------------------------------------------------------------------------------------
En una despedida. Pablo se
reunió con los ancianos de la iglesia de Éfeso antes de lo que quizá sería su
partida final, y los animó (véase Hechos 20). Una oración común de despedida en
muchas iglesias se saca de este relato. Léase Hechos 20:32.
El
versículo 36 dice así: “Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y
oró con todos ellos”. Qué modo tan excelente de despedirse. Sin duda el recuerdo grato de este último momento de
oración con Pablo se fijó en la mente de los efesios. En contraste, qué
desagradables hubieran sido sus recuerdos si al despedirse se hubieran
entretenido con bromas y chistes.
En
Hechos 21:5 hallamos otro relato bello de una partida incluyendo a hombres,
mujeres y niños. Todos se arrodillaron en la playa junto con Pablo y sus
compañeros. Familias enteras oraron en conjunto. ¡Qué cuadro tan lindo, y tanto
más en ocasiones especiales! Tales experiencias se graban en las mentes de los
niños mucho antes de que lleguen a la edad de dar cuenta a Dios.
Al hallarnos sin
esperanza.
Si hemos pasado por la etapa de la inocencia y aún no hemos reconocido al Señor
Jesús como nuestro Salvador, entonces ya no tenemos esperanza. El
arrepentimiento y el poder para confesar y dejar nuestro pecado se encuentran
al orar a Dios. Al orar encontramos la salvación en Cristo. Él es quien nos da
la salvación y el poder para servirle día tras día. Según Hechos 22:16, debemos
invocar el nombre del Señor Jesús. A Él debemos orar si queremos ser librados
de la esclavitud del pecado, de Satanás y de todas las ataduras espirituales.
Este clamor debe brotar de lo más profundo de nuestro corazón. Pues si oramos
con intenciones de seguir en nuestro propio camino, Dios no nos puede escuchar.
Notemos
el contraste entre estos dos versículos: “Clama a mí, y yo te responderé, y te
enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3). “…yo
también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al
degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino
que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada”
(Isaías 65:12). De estos versículos aprendemos que Dios nos llama primero.
Luego, si respondemos a Su llamado podemos invocarlo y Él nos escuchará. Pero
si desechamos Su llamado y rehusamos servirle, Él desechará nuestras oraciones.
Dios
no acata la oración del inicuo porque su pecado está descubierto delante de Él.
Dios conoce las intenciones y los hechos de cada persona, y juzgará a cada uno
según sus obras.
Cuando
somos tentados. La tentaciones vienen de Satanás, un ser mucho más poderoso que
nosotros. Pero si permanecemos en la presencia de Dios tenemos acceso a un
poder mayor al de Satanás. Y Dios nos da poder para vencer las tentaciones que
Satanás pone en nuestro camino. El Señor Jesús y Sus discípulos se apartaron al
Huerto de Getsemaní para orar, y estando
allí Él les pidió que oraran. Luego al acercarse a ellos el traidor, el
Señor les advirtió a Sus discípulos que las tentaciones no habían cesado y los
instó a seguir en oración. “Levantaos, y orad para que no entréis en
tentación”, les dijo en Lucas 22:46.
Las
oraciones pasadas no nos aseguran la victoria sobre la tentación presente. En
el momento de la tentación debemos alzar nuestra oración. Hallaremos a Dios
cerca de nosotros, siempre dispuesto a ayudarnos.
Cuando
pecamos. El pecado requiere confesión y
arrepentimiento de parte nuestra antes que podamos tener comunión con Dios.
Esta confesión se lleva a cabo al orar. Junto con la confesión necesitamos tener
un deseo ardiente de lograr la victoria sobre el pecado. Dios acepta estas
confesiones sinceras y nos da Su poder para alcanzar la victoria. Una vez que
Dios limpia toda nuestra vida de pecado
podemos orar por otros asuntos.
Cuando
estamos enfermos. Muchas aflicciones y pruebas no parecen tan severas hasta el
día que caen sobre uno mismo. Pero en ese momento debemos humillarnos delante
de Dios y clamar a Él. Nos hace bien, en el sentido físico y en el espiritual,
acudir a Dios con nuestros dolores y enfermedades.
Cuando
surgen necesidades especiales. Busquemos las citas que sugerimos a continuación
y contestemos de cada una de ellas la siguiente pregunta: ¿Cuál fue la
necesidad específica que enfrentaba el Señor Jesús al orar esto? La primera
cita muestra la respuesta como ejemplo.
Mateo
26.36-44: Su crucifixión
Marcos
1:32-35:_________________________
Lucas
6:12-16: _________________________
Juan
17:1: _____________________________
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Recordemos
algo que le hemos pedido a Dios repetidas veces sin recibirlo, pero aún estamos
seguros de que Dios quiere dárnoslo. Pidámosle de nuevo a Dios en fe que nos
conceda nuestra petición si es su voluntad. No obliguemos a Dios, sino más bien
esperemos en Él.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Romanos
12:12 nos manda a ser constantes en la oración. Esto significa que debemos orar
cada vez que se nos presente la ocasión, así como lo hizo el Señor Jesús.
Muchas
personas llaman a la policía de inmediato si reciben una amenaza. Pero en
tiempo de prueba tenemos a una Persona mucho más capaz de prestar su ayuda que
cualquier ser humano. ¿Por qué no clamar primero al Señor Jesús? Puede ser que
Él envíe hombres a socorrernos, pero para nosotros serían como enviados de
Dios. Esto nos ayudaría a poner nuestra confianza en Dios y no en los hombres.
Debemos orar
siempre que se nos presente una necesidad. Si nos sentimos
en peligro, oremos. Si nos agobia una necesidad de cosas materiales, oremos.
Cuando nos pidan cumplir una tarea difícil, oremos. Si surgen necesidades
graves en la hermandad, oremos.
Dios
a menudo nos pide que demos el primer paso de fe antes que Él nos muestre Su
respuesta a nuestra oración. Quizá pensemos que nuestra fe y confianza está en
Dios. Pero nos hace bien mostrárselo por medio de nuestras acciones.
Cuando
todo nos va bien. Según Deuteronomio
6:10-12, ¿qué pecado podemos evitar si oramos cuando todo nos va bien?
Con regularidad. Es
recomendable acostumbrarnos a pasar al menos tres momentos diarios de comunión
con Dios a solas, aparte de las
oraciones de gracias por los alimentos. En el Salmo 55:17, David dice: “Tarde y
mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz”. Daniel fue otro hombre
de Dios que solía orar tres veces al día. Incluso arriesgó su vida al seguir
con este hábito que moldeó toda su vida. ¡Qué desafío para nosotros! Nos hace
bien revisar nuestra propia vida. ¿Qué tan fácil dejamos que otras cosas
interrumpan nuestras oraciones?
Además
de pasar ratos a solas con Dios, según 1 Tesalonicenses 5:17 debemos orar sin
cesar. Eso quiere decir que en todo momento debemos estar orando en nuestro
espíritu y tener ese contacto íntimo con Dios. No tratemos de exhibir nuestra
propia justicia al orar en público. Sin embargo, tampoco debemos tener
vergüenza de orar ante otras personas. Por ejemplo, en un restaurante antes de
comer.
¿Dónde
debemos orar?
¿Dónde
debemos orar según 1 Timoteo 2:8?
Consideremos
algunos lugares en donde debemos orar.
En un lugar quieto. El Señor
Jesús se apartaba de los demás para
orar. Se levantaba de madrugada y se apartaba para buscar la comunión con su
Padre. Marcos 1:35 dice que se levantó muy de mañana. Marcos 6:46 dice también
que “se fue al monte a orar”.
Las
almas sedientas de Filipos también
descubrieron el valor de apartarse para orar. Su costumbre era de ir a la
orilla del río a orar. Lidia fue una de esas personas, si bien es cierto que
aún no había escuchado hablar del señor Jesús. Pero su costumbre de orar y de buscar a Dios creó un terreno fértil en
donde podía caer y echar raíz la semilla del evangelio de Cristo. El Señor
abrió su corazón para escuchar el mensaje que traía Pablo. Ella y los de su
casa creyeron en el Señor Jesús y fueron bautizados (véase Hechos 16:13-15).
Es
necesario apartarnos de todas las personas y todos nuestros asuntos para entrar
en nuestro “aposento” para orar. El mundo reconoce la necesidad de apartarse de
la presión diaria de la vida; pero en lugar de enfocarse en Dios, se enfocan en
los placeres de la carne. De esta manera vuelven a su hogar y trabajo
insatisfechos. El hijo de Dios aparta un tiempo para fortalecerse en Dios, y puede
volver a las responsabilidades de su vida animado, refrescado y fortalecido.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Un
día madruguemos más de lo normal para que pasemos un rato en oración en la presencia de Dios. Puede
resultarnos de gran ánimo si tenemos una carga especial por la cual deseamos
orar.
---------------------------------------------------------------------------------------------
En el hogar. Se debe
fijar una hora en la que toda la familia se reúna para alabar y orar a Dios. El
padre como líder debe dirigir a la familia en esta adoración, pero es
importante que cada uno también ore y comparta.
La
carga del corazón de los padres será captada por los hijos. Por esa razón los
padres deben ser constantes en agradecer y alabar a Dios por Su bondad. También
deben pedir regularmente que Dios los ayude a ser fieles a Él. Además, los
hijos deben escuchar a sus padres pedir dirección a Dios para saber cómo criar
a sus hijos en el temor del Señor.
Los
niños con facilidad dan gracias a Dios por las bendiciones que reciben. Esto es
bueno. También se les debe enseñar a buscar la protección de Dios. Los padres
les pueden enseñar a orar sin egoísmo al recordar las necesidades de los demás.
Toda
la familia debe orar los unos por los otros, por la hermandad, por los pastores
y por los hogares vecinos. También deben orar por los gobiernos, por los parientes mundanos y
por todos cuantos no conocen a Cristo.
Al
dirigir en la oración, oremos en voz alta para que cada uno pueda escuchar.
Oremos con gusto. Pidámosle a Dios que todos aprendan de Él en este momento de
culto familiar. Pidamos que Dios fortalezca a toda la familia en contra de los
ataques del enemigo.
Al
orar juntos se ve el amor que siente cada miembro de la familia por los demás.
Esto produce unidad y armonía. Dios puede separar a una familia, alejándolos
unos a otros para que le sirvan en diversos lugares. Sin embargo, si cada uno
ve la mano de Dios en esto y apoya con ánimo y oración, permanecerán unidos en
el corazón.
“Todos
éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la
madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos 1.14). Cuando los hermanos oraron
de esta manera, Dios les mostró la necesidad de escoger otro apóstol. Luego de
escoger a dos le pidieron a Dios que eligiera a uno. Su confianza en Dios
demostró una fe viva en el Señor.
En
el día de Pentecostés, los hermanos de nuevo estaban unánimes en oración. El
Espíritu Santo descendió sobre ellos, capacitándolos con poder para
testificar y uniéndolos en una hermandad
de amor.
Hechos
4 relata como el concilio de los judíos amenazó a Pedro y a Juan para que no
predicaran más en el nombre del Señor Jesús. Pedro y Juan se reunieron con los
hermanos y juntos en oración alabaron y glorificaron a Dios. De nuevo, el
Espíritu Santo descendió y la casa tembló. Fueron llenos del Espíritu Santo y
con denuedo salieron a predicar el evangelio de Cristo, a pesar de las
amenazas.
Poco
tiempo después, el rey Herodes encarceló a Pedro, “pero la iglesia hacía sin
cesar oración a Dios por él” (Hechos 12.5). La necesidad era apremiante ya que
al día siguiente Herodes pensaba decapitar a Pedro. Podrían haberse desanimado
al ver que faltaba sólo una noche y que, aun, así, Dios no había obrado a favor
de ellos. No obstante, siguieron orando toda la noche, sin esperar, según
parece, que Pedro fuera liberado. Tal vez sólo oraban que Dios le diera a Pedro
la fuerza necesaria para serle fiel hasta la muerte. ¡Qué sorpresa se llevaron
cuando Pedro, tras ser liberado por un ángel del Señor, llegó hasta donde ellos
estaban!
Estos
sucesos nos enseñan el poder de la unidad en la oración. Dios acerca Su oído
cuando nos reunimos con otros para orar en el nombre del Señor Jesús. La
eficacia de la oración aumenta de acuerdo a la unidad que exista entre los que
se reúnen. De la misma manera, la contienda y la discordia la debilitan.
La
iglesia de Hechos vivió las siguientes promesas de Dios: “Clama a mí, y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías
33:3). “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”
(Isaías 64:24).
¡Cuánto
vigor y qué aumento del amor fraternal deben haber recibido por medio de la
oración! Tal vez Dios no nos conteste de manera tan dramática como contestó la
oración de los que oraron por Pedro, pero podemos estar seguros de que Él desea
contestar nuestras peticiones según Su
poder maravilloso.
En
una reunión de oración, tenemos la dicha de escuchar las peticiones de nuestros
hermanos. Juntos podemos alzar nuestros corazones y nuestras voces a Dios.
Compartir con hermanos es uno de los momentos más agradables y alentadores para
el hijo de Dios. Podemos testificar del
ánimo recibido. ¡Cuánto mejor es
experimentar la refrescante presencia del Señor que alegrarnos por un momento
con los placeres del mundo!
Compartir
con otros en oración nos ayuda porque ellos pueden traer a nuestra mente
asuntos o personas desconocidos. Quizá podemos aún aprender a orar de modo más
eficaz al escuchar a otros en su momento de compartir con Dios. Los discípulos
le pidieron al Señor que les enseñara a orar. Igualmente nosotros podemos
aprender de otros hermanos si escuchamos
con humildad.
Al
dirigir una oración pública, debemos orar con claridad y sencillez para que
otros puedan entendernos. Si oramos arrodillados, puede ser mejor que
levantemos la cabeza en lugar de mantenerla inclinada. Orar con un murmullo no
muestra cortesía ni es señal de humildad. En 1 Corintios 14:19 Pablo dice que
prefiere antes hablar cinco palabras entendidas
que hablar diez mil palabras que no son entendidas.
Sin
embargo, orar con claridad no implica que oremos para ser oídos por los hombres (véase Mateo 6.5).
Únicamente oramos a Dios. Pero debemos orar con claridad y sencillez para unir
a todos en una adoración y comunicación con Dios. No debemos buscar impresionar
a otros.
En
la cárcel. A Pablo y a Silas los
azotaron y los echaron en la cárcel por predicar a Cristo (véase Hechos
16:22-25). Y lo primero que hicieron en la cárcel fue orar. El Dios de Pablo
era el mismo en prosperidad o adversidad. ¿Habría para ellos en la cárcel algo
mejor que hacer que levantar sus voces a Dios? Y tampoco lo hicieron en voz baja.
Aprovecharon la oportunidad para magnificar a Dios en presencia de todos los
presos.
¿Cómo
les contestó Dios? ¿Cuál fue el resultado?
Quizá
nosotros no estemos en la cárcel. Sin embargo, al visitar a otros en la cárcel
podemos orar con ellos. Además, podemos aprender de Pablo y Silas la
importancia de orar en todo lugar. Debemos orar a solas, con la familia, con
los amigos, en la casa, en el culto, mientras viajamos, en el trabajo, en la
cárcel y en los hospitales. En fin, debemos orar en todas partes.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Al
hallar una prueba más difícil de lo común, alabemos a Dios con canto y oración
--------------------------------------------------------------------------------------------
¿Por qué cosas
debemos orar?
Por
ayuda. El Señor Jesús sabía que Pedro se vería muy tentado a negar su relación
con él. Pero el Señor se preocupó por él. Él dijo en Lucas 22:31-32: “Simón,
Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he
rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus
hermanos”. Al Señor Jesús le interesa nuestra fidelidad hasta el fin y Él
intercede por nosotros. Igualmente, nosotros mismos debemos preocuparnos por
nuestra fidelidad. Por lo tanto, debemos ocuparnos en oración, no sea que
neguemos a Cristo en la tentación.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Contemplemos
nuestra propia pequeñez y falta de sabiduría. Pidámosle a Dios que nos dé
sabiduría para conocer y hacer su voluntad en el día de hoy
---------------------------------------------------------------------------------------------
Pedro
desconocía su incapacidad y cuán difícil sería la tentación. Es común
entre nosotros como humanos este
problema de no ver nuestra propia debilidad. Por tanto, es muy importante
obedecer y orar aun si no vemos cómo nos atacará el diablo. Antes de la
negación de Pedro, el Señor Jesús varias veces lo exhortó a que orara. Pedro
confió demasiado en sus propias fuerzas y no se cuidó de la tentación. ¿Cuántas
veces Dios nos tiene que recordar acerca del peligro para que busquemos Su ayuda
en oración ferviente?
Según
David en el salmo 60:11, ¿cómo es la ayuda del hombre?
En
el Salmo 143 David ruega a Dios que lo libre de sus enemigos. Aun en medio del
conflicto emocional, David medita en los caminos de Dios. “Extendí mis manos a
ti, mi alma a ti como la tierra sedienta” (v 6).
A
Dios le place que corramos a Él en busca de ayuda. Y son muchas las
oportunidades que tenemos en nuestra vida de clamar a Dios. Podemos clamar a Él
para que nos ayude en lo espiritual, en lo emocional, en lo físico. Debemos
clamar a Dios, buscando que Él nos libre del tentador; debemos pedir dirección
en medio de las confusiones de la vida y
debemos suplicar protección física y espiritual mientras viajamos. Además, debemos
orar en beneficio de la paz, por los alimentos y por muchas otras necesidades.
Honramos a Dios cuando traemos nuestras necesidades ante Él en lugar de buscar
la ayuda de los hombres.
Por
obreros. En Mateo 9:38 el Señor Jesús dice: “Rogad, pues, al Señor de la mies,
que… ”. También en Lucas 10:2 dice: “La mies a la verdad es mucha, mas los
obreros pocos”. Multitudes de personas se pierden cada día en este mundo y, en
comparación a esto, los obreros son muy pocos. Podemos ayudar orando al Señor
de la mies a que envíe obreros a Su mies. Quizá nos sintamos incapaces e
insignificantes para contribuir a esta obra, pero el Señor nos dice: “Oren”. Si
la oración alcanzara para ayudar sólo a una persona, pero si esa persona
fuéramos nosotros, ¿no valdría la pena?
El
Señor Jesús envió a sus discípulos a predicar tan pronto les enseñó a orar.
Leamos Mateo 10:5-6. Aún hoy día Él nos enviaría a ayudar a los necesitados, ya
sea al eunuco en el desierto (véase Hechos 8.26-39) o bien a las multitudes de
la ciudades (véase Hechos 8:25). Dios les quiere poner pies a nuestras
oraciones. Además, Él usa a la hermandad para enviar hermanos a la obra.
Preparémonos para trabajar y oremos por los que Dios envía.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Durante
esta semana, oremos cada día que el Señor envíe obreros a su mies. Mantengamos
esta oración durante toda nuestra vida. Es un mandato de Jesús.
-------------------------------
CAPÍTULO 4: UNA
ORACIÓN MÁS EFICAZ
Quizá
hemos orado desde nuestra niñez. Tal vez siempre damos gracias a Dios antes de
comer y no se nos olvida la oración diaria. ¿Siendo así, vale la pena estudiar
este capítulo? ¡Claro que sí! Sin importar cuán fielmente oramos, siempre
podemos crecer en la oración. La oración a veces se torna rutinaria, las
condiciones alrededor cambian o surgen situaciones nuevas en donde urge cambiar
el enfoque. Este capítulo no pretende contestar todas las preguntas. Sin embargo,
el mismo establece algunos principios que dan dirección en esos momentos cuando
la presencia de Dios está cerca o bien cuando se nos pierde de vista. Puede
ayudarnos a lograr una oración más eficaz. Al lado de cada uno de los
siguientes tipos de oraciones escribamos “eficaz” o “inútil”.
Oración
con una carga _________________________
Oración
de rito _______________________________
Oración
sincera ______________________________
Oración
humilde ______________________________
Oración
de fe ________________________________
Oración
de agradecimiento _____________________
Oración
con duda _____________________________
Oración
egoísta ______________________________
Oración
de crítica de los demás __________________
Oración
en espíritu y en verdad __________________
Una
oración eficaz tiene sentido y trae resultados. Santiago 5:16 dice: “Confesaos
vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho”.
Una oración
específica
La
oración es más eficaz si somos más específicos. En las siguientes oraciones,
observemos cómo se vuelven cada vez más detalladas.
Señor,
bendice a todos. Bendice tu reino. Bendice mi hermandad. Bendice mi hogar.
Señor, bendíceme.
Otro
ejemplo:
Señor,
salva a todo el mundo. Ayuda a aquellos que buscan la verdad. Habla a los
perdidos de mi país. Ayuda a todos mis vecinos. Habla a los jóvenes de mi
barrio. Señor, atrae a mi vecino Juan a ti.
¿Qué
ventaja tiene orar con más detalle? Primero, nos identificamos con la necesidad
y, en segundo lugar, nos ayuda a entender cuál es nuestro deber. A nuestro
vecino Juan le vemos a diario y podemos hablarle de Cristo, mientras que nunca
veremos a todo el mundo. Notemos también cómo podemos alcanzar la victoria espiritual
al detallar nuestras oraciones.
Señor,
perdona mis pecados. Pido perdón por ser orgulloso. Pido perdón por creerme
mejor que Juan. Dame amor por Juan y ayúdame a ser humilde.
¿Vemos
cómo el ser específico en nuestras oraciones nos ayuda a llegar a la raíz del
problema?
------------------------------------------------------------------------------------------Ejercicio espiritual
Oremos
por una necesidad específica de alguna persona durante esta semana. Oremos cada
día por esta misma necesidad específica.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Una oración viva
Indicios
de la oración eficaz
- Estamos conscientes de que hablamos con
Dios.
- Creemos que Él nos escucha.
- Sabemos por qué oramos en el nombre del
Señor Jesús.
- A diario apartamos tiempo para orar.
- Dedicamos suficiente tiempo para orar.
- Disfrutamos la oración aun si no tenemos
deseos de orar.
- Vivimos en obediencia a la Biblia y en
victoria sobre el pecado.
- Tenemos una carga por lo que estamos
orando.
- Nuestras oraciones privadas son más largas
y detalladas que nuestras oraciones públicas.
·
Los
puntos anteriores no son una fórmula para garantizar la vida espiritual
personal. Sin embargo, pueden servir de termómetro para analizar la eficacia de
nuestras oraciones.
Indicios de la
oración ineficaz
- Nuestra hora para la oración diaria es
incierta.
- No oramos a diario.
- Oramos más en público que en privado.
- Decimos oraciones en lugar de hablar con
Dios.
- Tenemos poca carga por los asuntos que
mencionamos en oración.
- No podemos enfocarnos en Dios cuando
oramos.
De
nuevo, si hallamos una de estas evidencias en nuestra vida, entonces esto no
indica necesariamente que estamos muertos en lo espiritual. No obstante, al
considerar estos síntomas, nos debemos preocupar y buscar seriamente la ayuda
de Dios para vencerlos. Quizá sería bueno que nos hiciéramos la pregunta: En mi
vida de oración, ¿estoy cumpliendo el deseo de Dios o de Satanás?
Preguntas
Las
frases que aparecen a continuación describen un camino hacia la oración viva o
muerta. Escribamos “viva” o “muerta” al lado de cada frase.
No
oramos cada día. _____________________________
Nos
concentramos poco en lo que oramos. ____________
Tenemos
una carga al orar. ________________________
Oramos
más en público que a solas. _________________
Dedicamos
suficiente tiempo para orar. _______________
Tenemos
una hora fija para orar a diario. ______________
Sabemos
que Dios nos escucha. _____________________
Decimos
la oración en lugar de hablar con Dios. _________
Nuestro
rato de oración cambia de hora a diario. ________
Sabemos
el significado de la frase “en el nombre de Jesús”.________
Disfrutamos
la oración. _____________________________
Vivimos
en victoria sobre el pecado. ___________
Analicemos nuestras
vidas
"Enséñanos
a orar”, fue la petición de los discípulos. Nosotros también le podemos pedir a
Dios que nos dé una vida de oración eficaz. Sigamos la dirección de Dios.
Asegurémonos que deseamos honrar a Dios y que no deseamos ser vistos por los
hombres. Así seremos útiles en el reino de Dios, lo glorificaremos, y podremos
ayudar a los demás
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pidámosle
a Dios que saque de nuestro corazón cualquier cosa que a él no le agrade.
Pidámosle su ayuda para ser sumisos y obedientes a él.
---------------------------------------------------------------------------------------------
¿Hay
alguna cosa en nuestra vida que nos roba la paz, quizá un estorbo en nuestra
conciencia? Reconozcámoslo delante de Dios ahora mismo. No nos demoremos en
hacerlo. Satanás no quiere que nosotros tengamos victoria y paz. Él tratará de
engañarnos haciéndonos creer que es poca cosa o que es algo que debemos
olvidar. Pero si queremos una vida de victoria y oración, no debemos retener
ningún peso o pecado. Deshagámonos de las ataduras del maligno hoy mismo.
Las
costumbres y los hábitos incorrectos son otra razón por la cual viene la
derrota espiritual y la oración sin poder. Los libros de contenido dudoso y las
novelas nos roban las horas libres y hacen parecer monótona la vida diaria y
sin emoción la vida espiritual. Los medios de comunicación como la internet
pueden ofrecer información útil, pero también pueden desarrollar un vicio de
mal uso de nuestro tiempo. Este tiempo podría invertirse mejor en la lectura de
la Biblia y en la oración. Resolvamos con la ayuda del Espíritu Santo
deshacernos hoy mismo de los estorbos en
nuestro andar con Dios.
¿Cuándo
será la hora de librarnos de estas cosas? ¿Será acaso después de terminar con
ese último sitio web no cristiano que hemos estado visitando? Si queremos
conocer a Dios de verdad, no esperemos hasta terminar con alguna cosa que no le
agrade a Él. Deshagámonos de inmediato de aquello que nos roba la atención
hacia Su palabra.
Examinemos
nuestra vida y entreguemos cada área de la misma al mando del Señor Jesús.
Mientras buscamos Su ayuda en oración y caminamos en obediencia a Su palabra,
nuestra vida se hará un terreno fértil en donde Dios sembrará Su verdad y lo
abonará con Su presencia.
Eliminemos las
distracciones y otros estorbos.
Muchas
de las distracciones a la hora de orar son provistas por el diablo. Estas
vienen tanto de afuera como del interior de uno mismo. He aquí algunas cosas
que compiten por atraer nuestra atención: la música, el teléfono, las
conversaciones de otros, los ruidos en la calle, el sueño y nuestros propios
pensamientos. Nosotros podemos evitar algunas de estas cosas. Por ejemplo,
podemos descolgar el teléfono y apagar
el equipo de sonido. Además, podemos buscar un lugar más tranquilo para orar.
La
Biblia menciona un aposento de oración por varias razones. La privacidad nos
ayuda a evitar la tentación de impresionar a otros con nuestra santidad.
Podemos además, concentramos mejor en la oración si estamos a solas con Dios.
Un aposento da la idea de un cuarto retirado sin muchas opciones por donde
pueda vagar la mente. Sin duda, hay muchas cosas que son parte de la creación
de Dios, tales como los pájaros, el viento, los árboles y los animales. No
obstante, a la hora de orar, estas cosas pueden distraernos de nuestra comunión
con Dios.
Con
el problema común del sueño, nosotros podemos hallar una solución al menos
parcial en asegurar suficientes horas de descanso. Si nos acostamos muy tarde,
nos será muy difícil madrugar. Además,
el orar en voz alta nos ayuda a concentrarnos en Dios. Si tenemos problemas y
conflictos que invaden nuestra mente durante la oración, podemos presentar
estos mismos ante Dios y luego seguir con la demás peticiones.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Encerrémonos
en un cuarto a solas para orar. Si luchamos contra el sueño o tenemos problemas
para concentrarnos, oremos en voz alta.
-------------------------------------------------------------------------------------------
La
incredulidad asesina la vida de oración e inutiliza la oración como lo dice
Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que
el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan”. ¿De qué sirve orar y pedirla algo a Dios si no creemos que Él desee
ayudarnos? Al no creer en la Biblia también
se vuelve inútil nuestra oración. La incredulidad es pecado, y a menos que nos
arrepintamos y nos apartemos de este pecado seremos ineficaces en lo
espiritual.
La
codicia permite que moren en nosotros deseos indebidos. Por tanto, nuestra
capacidad para orar y sentir una carga apropiada por las almas perdidas se
debilita. Si la codicia o la avaricia nos han vencido, debemos llegar ante Dios
en arrepentimiento.
David
reconoció que Dios veía toda su locura y pecado (véase Salmo 69:5). Pero eso no le importó a David.
Él se humillo y oró en arrepentimiento. Ni intentemos ocultar nuestros pecados
cuando oramos; de todos modos Dios los vé.
Las
vanas repeticiones anulan nuestras oraciones porque hacen que pierdan su
sentido. No es que sea malo pedirle a Dios repetidas veces por la misma cosa.
Pablo le pidió a Dios tres veces que le quitara su aguijón en la carne. El
Señor Jesús repitió el mismo clamor tres veces en el Huerto de Getsemaní. Esto
no fue en vano. Sin embargo, si hemos pecado y confesamos este pecado a Dios,
entonces es inútil pedirle a Dios una docena de veces que nos perdone. La
repetición vana se relaciona con nuestra incredulidad. También da evidencia de
una formalidad fría, como si ejecutáramos unos ritos religiosos en lugar de ser
conscientes de la presencia misma de Dios.
Las
relaciones y las actitudes incorrectas también atan nuestras oraciones (véase 1
Pedro 3:7). Para orar con eficacia, el esposo tiene que amar a su esposa y
tomarla en cuenta. De igual modo, la esposa necesita cumplir su deber en el
hogar con amor y fidelidad.
Otros
pecados y faltas que estorban la oración son: el egoísmo, el orgullo, el
engaño, la pereza, la ceguera a nuestros propios errores, el poco tiempo para
meditar y orar, y el mero descuido por las cosas de Dios. Desarraiguemos estos
estorbos en nuestra vida por medio de la oración constante y la lectura de la
Biblia.
Tracémonos metas
Podemos
estudiar mucho y escuchar mensajes excelentes acerca de la oración y leer
acerca de los héroes de la oración en la Biblia. Pero de nada nos sirve si no
ponemos por obra lo que aprendemos.
El
hecho de trazarnos algunas metas nos será de gran ayuda. ¿Cuáles serán algunas
metas apropiadas para nuestra vida de oración?
Fijemos
un horario para orar. Esta meta nos recordará orar. También nos ayuda a no
permitir que otras actividades nos quiten la hora que hemos dedicado para orar.
Además, esto nos ayudará a orar aun si nos sentimos el deseo de hacerlo.
¿Existirá
el peligro de que nuestras oraciones se vuelvan monótonas si tenemos horas
fijas para orar?
La
posibilidad existe. Sin embargo, la monotonía podría estar presente aunque oremos poco o mucho. Otras metas nos
pueden ayudar a evitar el decir oraciones en lugar de hablar con Dios. La
siguiente meta es un ejemplo.
Oremos
sinceramente. Si no oramos sinceramente, de nada nos sirve. Dios aborrece las
oraciones que no proceden del corazón. Oremos con sentido y sintamos lo que
oramos.
Oremos
suficiente. Las oraciones largas y
llenas de palabras bonitas no impresionan a Dios. Por otro lado, decir poco
tampoco tiene virtud. Debemos orar lo suficiente como para decirle a Dios todo
lo que está en nuestro corazón.
No
es sabio ponernos grandes metas sobre cuántas horas vamos a orar. Y mucho menos
si no lo podemos cumplir. Si prometemos orar dos horas al día pero no lo
hacemos, la culpa de no cumplir nuestra promesa será más dañina que el rato en
que no oramos.
Sin
embargo, es bueno fijar un momento para iniciar nuestras metas. Si no es
difícil poner en práctica los principios anteriores, entonces escribamos
algunas ideas en un papel y comencemos por lo primero. Quizá podemos hacer una
lista de las distintas misiones por las cuales queremos orar cada día. Lo mismo
podemos hacer con nuestras propias necesidades o las de nuestra familia. O
quizá queremos orar por cada familia de nuestra hermandad, nombrando a cada
individuo de la familia. Si la hermandad es grande podemos dividir las familias
de manera que oremos por cada familia una vez por semana. Estas son sólo
algunas ideas; podemos descubrir otras que se adapten a nuestra necesidad.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
Espiritual
Decidámonos
por una meta para mejorar nuestra vida de oración. Escribámosla y pongamos la
nota en un lugar donde la veamos a menudo. Ejercitemos esta meta a diario.
---------------------------------------------------------------------------------------------
“Velad”
Según
Efesios 6:11-18, velar y orar son parte de la armadura del cristiano para
resistir los ataques del maligno. A diario debemos compartir con Dios en
sinceridad toda la carga de nuestro corazón. Nos fortalecerá en contra de
Satanás y fortalecerá también a las personas por las cuales estamos orando. Las
oraciones de los demás por nosotros nos pueden animar e infundir aliento
espiritual. “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de
escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo
del Hombre.” (Lucas 21:36). ¿Qué
significa la advertencia, “Velad y orad”? Significa mantenernos en alerta
constante ante los peligros espirituales,
despiertos en lo espiritual, buscando siempre el socorro de Dios para cada
situación. Significa estar siempre dispuestos y atentos a seguir Su voz. A los
tres discípulos que lo acompañaron a Getsemaní, el Señor Jesús les dijo: “Velad
y orad para que no entréis en tentación”. En la hora de la prueba, no debemos
dejar de orar porque el diablo tratará de usar ese momento difícil para impedir
que busquemos el rostro de Dios. Pero en lugar de permitir esto, al venir la
prueba, debemos caer sobre la roca que es Cristo. Confiemos sólo en Él.
Leamos
1 Pedro 4:7.
¿Qué significa la
frase “velad en oración”?
Debemos
estar listos siempre para orar. Si nos hallamos en medio de la tentación,
debemos buscar la ayuda de Dios en ese preciso momento. Si nos hallamos en
prosperidad, imploremos la ayuda de Dios para no caer en la tentación de la
vida cómoda y por lo tanto en pecado. No podemos separar la oración sincera de
la adoración verdadera y la vigilancia constante. Para alcanzar una vida de
victoria en Cristo, necesitamos vivir las tres en completa armonía.
Ayunemos
“Y
publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro
Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños,
y para todos nuestros bienes” (Esdras 8:21).
¿Qué
bendición se recibe al buscar a Dios en ayunos? El ayuno nos ayuda a aclarar la
mente para poder buscar la dirección que Dios desea darnos. Esdras y el pueblo
se negarnos a sí mismos y exaltaron a Dios para pedir dirección y un camino
claro en lugar de seguir sus propias ideas. ¿Cuál fue el resultado de esta
petición humilde? Léase Esdras 8:23.
Más
adelante, cuando Esdras se enteró del pecado en el cual vivía el pueblo, rasgó
su vestido y se arrancó los pelos y la barba en señal de dolor. Se sentó
angustiado junto con “todos los que temían las palabras del Dios de Israel (…)
hasta la hora del sacrificio de la tarde” (Esdras 9:4). En seguida se postró de
rodillas, extendió sus manos a Jehová y oró. Con vergüenza delante de Dios
confesó el pecado del pueblo y lloró. Como resultado de su oración el pueblo se
unió en arrepentimiento y acordó desechar su pecado. De esa manera apartaron de
sí la ira de Dios.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Ayunemos
un día. Dediquemos los horarios de comida para orar por alguna necesidad especial.
--------------------------------------------------------------------------------------------
En
Hechos 13 podemos ver como los ancianos de la congregación en Antioquía
ayunaron y oraron antes de enviar a Pablo y a Bernabé en su primer viaje
misionero. La obra del reino de Dios trae consecuencias a largo plazo. Los
ancianos y todos los hermanos deben ayunar y orar en tiempos de elección de líderes. Estos hombres
escogidos para el liderazgo espiritual tendrán mucho que ver con la dirección
futura de esa congregación. Ayunar sirve
de mucho si se usa para buscar sinceramente la dirección del Señor. En Marcos
9:29 el Señor Jesús nos enseña la importancia de orar y ayunar al enfrentar
retos y luchas espirituales. El ayuno y la oración no tuercen el brazo de Dios
a favor nuestro, sino que nos ayudan a corregir nuestras actitudes y a pedir de
la manera correcta.
Leamos la Biblia
La
Biblia es un libro de oración. Este libro sagrado enseña el propósito, el
poder, la práctica y la dicha de la oración. Nos dice por qué, cuándo, cómo y
de qué manera debemos orar.
Nuestra
vida espiritual crece al orar y leer la Biblia. Dios desea hablarnos por medio
de Su Espíritu Santo y por medio de la Biblia. Nosotros le podemos hablar por
medio de la oración. Eso es tener comunión con Dios.
-----------------------------------------------------------Ejercicio
espiritual
La
próxima vez que dediquemos tiempo a leer nuestra Biblia, pidámosle a Dios que
nos dé “celo de Dios, pero… conforme a ciencia” (Romanos 10:2). Esto es, celo
que se base en el conocimiento correcto de Su Palabra.
--------------------------------------------------------------------------------------------
Sólo
por el hecho de orar y leer la Biblia no somos vivificados. Necesitamos,
además, la ayuda del Espíritu Santo para entender Su palabra y luego para
obedecerla. Puede ser que a veces no entendamos Su voluntad al leer, pero luego
el Espíritu Santo nos la revela.
El
diablo aborrece a la persona que ora, lee y estudia la Biblia. La unión de
estas tres cosas da poder para vencerlo a él, y lo sabe muy bien. Satanás se
esforzará por desanimar nuestra constancia en la oración y nuestra búsqueda de
Dios en las Escrituras. Por lo tanto, es imperativo vivir en la presencia de
Dios y no darle lugar al diablo. A diario debemos tener un horario para buscar
a Dios y estar en comunión con Él. Si el sueño o la prisa nos combaten, debemos
ajustar cualquier otra cosa en nuestra vida. Pase lo que pase, es necesario
tener siempre un acceso libre al trono de la gracia.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pidamos
a Dios que nos ayude a entender el significado de un pasaje específico de la
Biblia y la gracia para obedecer lo que entendemos. Cuando Dios nos lo revele,
demos gracias por ello y pongámoslo en práctica.
--------------------------------------------------------------------------------------------
¿Cuánto
tiempo debemos invertir en el estudio y la lectura de la Biblia, y en la
oración? Morimos de sequía espiritual si tan sólo leemos un versículo a la
carrera y oramos: “Dios, bendice a todos y ayúdame a ser fiel. En el nombre de
Jesús, amén.” Es necesario meditar en la Biblia de tal modo, y por suficiente
tiempo, que empape nuestra mente y nuestra vida. Nuestra comunión con Dios debe
ser lo suficientemente extensa como para poder presentar ante Él las
necesidades actuales y, además, poder esperar en Él para Su dirección.
-----------------------------------------------------------
Preguntas
¿Qué
efecto tiene en nuestra vida pasar mucho tiempo en oración y en lectura de la
Biblia?
¿Qué
significa tener comunión con Dios?
¿Por
qué es que Satanás aborrece ver a un cristiano que se arrodilla a orar o que
escudriña la Biblia?
--------------------------------------------------------------------------------------------
Cuidado con estos
problemas comunes
Sentarnos a
mendigar.
La oración no es un rito en donde se repite la misma cosa hora tras hora, día
tras día. Pedirle a Dios, “por favor, sí Dios, por favor, por favor” por algún
deseo egoísta es repetición vana. Dios se fija en la calidad de la oración como
también en la cantidad.
Negociar con Dios. El Señor
no acepta ninguna negociación. Negociar con Él y decirle, “Dios si tú sanas a
mi hijo, te prometo un culto en mi casa” es incorrecto. Dios no trabaja de esa
manera. Él bendice y dirige nuestra vida según nuestra fe y obediencia a Él.
Quien quiera negociar con Dios realmente busca torcerle el brazo.
Ser desequilibrado. La
persona que sólo ora por las almas perdidas, sin rogar por la fidelidad de los
hermanos, tiene una vida de oración un tanto desequilibrada. También la tiene
la persona que pasa todo su tiempo de oración pidiendo más y más de Dios, pero
se le olvida darle gracias a Dios por Su ayuda.
En
una oración equilibrada oramos por nosotros mismos, pero también oramos por
nuestros hermanos en la iglesia y el mundo.
Dios
nos pide que cumplamos nuestras responsabilidades en la familia, en la iglesia
y con nuestros vecinos. En la realidad de la vida a veces es difícil saber qué
tiempo debemos dedicarle a Dios y cuánto tiempo debemos pasar en oración. Sin
embargo, cualquier persona que entra en la presencia de Dios hallará allí el
discernimiento para saber por cuánto tiempo debe orar.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Ejercitemos
nuestra fe en la oración al pedirle a Dios que supla una necesidad específica
de un campo misionero.
---------------------------------------------------------------------------------------------
¿Cuánto
debemos incluir en nuestras oraciones? Puede ser mejor orar por cosas distintas
cada día en lugar de orar cada día a la carrera sólo por las cosas que se nos
ocurren. Por ejemplo, en lugar de orar por todos los campos misioneros en breve
cada día, dividámoslos por lugares o por días, e invirtamos más cuidado y
oración en las necesidades específicas de cada uno.
Pensar
que hay valor en la oración en sí. Ciertas personas enseñan el valor de orar y
meditar aún si andan en desobediencia a
la Palabra de Dios. Le atribuyen a la oración poderes especiales. Promueven la
oración como un medio de adquirir fama, dinero o cualquier otra meta que deseen
lograr. Pensar así acerca de la oración es ser egoísta. Leamos Santiago 4:3.
La
oración recibe su poder verdadero al
entrar la persona en unión y armonía con el Dios Todopoderoso. La oración en sí
no da victoria alguna. La única forma de recibir el poder y la victoria es al
sujetar nuestro espíritu al Espíritu Santo. Él es la fuente de todo poder.
Buscar una salida
fácil por medio de la oración.
Josué
se quebrantó delante de Dios al caer su pueblo ante el de Hai. “Se postró en tierra sobre su
rostro” delante del Señor (Josué 7:6-11). No obstante, Dios le dijo que se
levantara. Josué necesitaba poner en práctica ciertos principios de Dios. Dios
no obró automáticamente. El pecado debía ser eliminado del campamento antes de
recibir la bendición de Dios. Ninguna cantidad de oración iba a hacer el
trabajo que a Josué le tocaba hacer.
Josué
hizo lo que Dios le dijo y la bendición de Dios volvió a reposar sobre ellos.
Sin lugar a dudas, la tarea de Josué
para con Acán fue más dolorosa y difícil que la tarea de orar a Dios.
Sin embrago, Dios esperaba que él cumpliera su deber. La comunión que Josué
tuviera con Dios no eliminaba sus demás responsabilidades como líder.
Es
importante orar y a la misma vez seguir en obediencia a lo que hemos aprendido.
Al orar, puede que Dios nos muestre un pecado y la necesidad de arreglarlo de
inmediato. De igual manera, Dios nos puede pedir que desechemos libros
inapropiados o cancelemos alguna cita dudosa antes de seguir en oración. Dios
espera que sigamos en obediencia a lo que ya hemos entendido. Además, debemos
recordar que la ausencia de una respuesta a nuestra petición no es un indicio
seguro de algún pecado nuestro. Dios tiene su tiempo para todo. Sin embargo,
nos hace bien revisar nuestra vida delante de Dios y Su palabra.
Orar
a Dios sólo cuando tenemos problemas. Los hijos de Israel trataron a Dios de
esta manera. Repetidas veces se olvidaron de Dios, dejaron sus mandatos y, por
lo tanto, sufrieron las consecuencias. Luego con quebranto buscaban de nuevo la
liberación de Dios. A veces Dios permitía que pasasen un tiempo más en su
agonía, aun años. Luego levantaba un líder que los liberaba de sus enemigos.
Los
israelitas habrían recibido las bendiciones de Dios si hubieran sido constantes
en fe, obediencia y oración durante los años de paz. De esta manera, Dios los
hubiera protegido y habrían escapado de tantos castigos.
Nos
exponemos a las tentaciones de Satanás si descuidamos nuestra relación con Dios por causa de tantas bendiciones. En
su inmensa misericordia, Dios nos recuerda acerca del descuido. Sin embrago, a
menos que nos arrepintamos de corazón no podremos restablecer la comunión con
Dios.
Orar
de prisa. ¿Qué sucede cuando la prisa nos hace reducir nuestra oración? Por lo
general, nuestra oración se convierte en un cascarón sin sentido. Decimos las
palabras, pero no provienen del corazón. Nos esforzamos por decir frases, pero
no meditamos en lo dicho. Esta prisa viene a menudo por no dedicar suficiente
tiempo a la oración.
La
oración apresurada nos debilitará espiritualmente. Por lo general la lectura de
la Biblia se abandona junto con la oración. A esto le sigue la caída
espiritual. A menudo los jóvenes descubren que sus luchas espirituales brotan
de una vida de escasa oración. Al corregir este pecado, muchas veces ellos
pueden encaminarse hacia la victoria.
Es
necesario evaluar nuestras prioridades y poner la oración entre las primeras.
Nos engañamos al pensar que no tenemos tiempo para orar. No vale la pena
descuidar la oración. Quizá alguna emergencia nos robe la hora acostumbrada de
orar, pero no debemos permitir que esto se vuelva un hábito. Seamos honestos: a
menudo invertimos nuestro tiempo en cosas menos importantes que la oración.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Analicemos
una actividad de nuestra vida que nos toma más tiempo de lo debido.
Propongámonos invertir menos tiempo en esa actividad. Durante la semana,
aprovechemos ese tiempo adicional para orar por alguna persona o necesidad
especial.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Satanás
busca enredar nuestra vida de modo que no oremos. A él no le importa cuán
importante es lo que hacemos, siempre y cuando no oremos.
¿Qué
más podemos hacer para dedicar más tiempo a la oración? Analicemos el uso de
nuestro tiempo. Si decidimos mermar el tiempo ocupado en cosas de poco
provecho, y si invertimos ese mismo tiempo en la oración, experimentaremos una
gran ganancia en lo espiritual.
Usando
la oración como experimento. Malaquías 3.10 dice así: “Traed todos los diezmos
al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de
los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Dios les dio este reto a los
israelitas desobedientes y de igual manera nos reta a nosotros a una vida de
oración sincera. Dios nos dice: “Obedece, y yo te bendeciré. Ponme a prueba.”
En
este mundo post-moderno se nos ofrece la oportunidad de intentar el cristianismo
y la oración por unos días a ver si nos gusta. ¿Cómo se compara esta idea con
los versículos anteriores? ¿Son similares? En verdad, Dios desea que probemos
la vida y la oración de fe. Pero se requiere “que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Estaría
mal hecho de nuestra parte poner a prueba a Dios por razones egoístas e
incrédulas.
¿Qué
buscamos recibir de Dios? ¿Bienes, fama, dinero o ciertas amistades?
Si
tenemos la seguridad y la disposición de recibir de Dios únicamente lo que Él
nos quiere dar, no es una falta de fe. Pero retar a Dios y pedir según nuestros
antojos para ver si Él nos contesta con Su poder es necedad. A Dios le
desagrada tal reto.
Orar
de la boca para fuera. Es decir, decir palabras correctas que no proceden del
corazón.
La
costumbre de orar puede volverse rutinaria al decir muchas palabras sin pensar
en el significado y el propósito que llevan. Esta tendencia no elimina la
necesidad de orar constantemente. Sin embargo, demuestra la importancia de
esforzarnos por orar siempre con sentido. Concentrarnos en lo que oramos es
esencial. Nuestra mente se extravía con facilidad, y por el hecho de ser humano
nos es imposible concentrarnos totalmente. Pero, sin lugar a dudas, podemos
mejorar. Traigamos cautivos todo pensamiento a la voluntad de Cristo y así
concentrarnos en la oración. Orar en voz alta nos ayuda a concentrarnos en
Dios.
No
es malo variar en nuestro estilo de orar. Más bien nos da un tanto de aliento. Repetir
siempre las mismas palabras con las mismas frases puede adormecer nuestra
oración. Es bueno que los niños pequeños aprendan de memoria algunas oraciones.
Pero en cuanto crecen deben aprender a expresarle sus propios pensamientos a
Dios. Las necesidades y los retos de la vida cambian constantemente; de igual
manera nuestras oraciones deben cambiar de expresión y forma.
Cuando
nuestros hermanos oran recibimos entendimiento de nuevas necesidades y retos.
Esto nos ayuda a sentir el peso por semejantes necesidades y no sólo repetir
las palabras. Si estamos repitiendo palabras pidamos a Dios que cautive
nuestros pensamientos por medio de Su voluntad.
-----------------------------------------------------------Ejercicio Espiritual
Anotemos
en una lista corta algunas personas con necesidad. Recordémoslas en nuestras
próximas oraciones
---------------------------------------------------------------------------------------------
Hacer
votos a la ligera. Jefté fue elegido capitán del pueblo de Israel (véase Jueces
11). Los israelitas esperaban de él la liberación de sus enemigos. Jefté confió
en la ayuda de Dios, pero cometió un grave error. En su pacto con Dios él prometió que a cambio de la victoria sobre
sus enemigos, al volver sano y salvo, le sacrificaría a Dios lo primero que
saliera de su casa a recibirlo.
¡Seguramente
a Dios le hubiera complacido concederle esa victoria sin necesidad de tal voto!
Al
volver él a casa su única hija salió corriendo a recibirlo. ¡Qué aflicción tan
terrible para Jefté! Su hija le dijo que cumpliese su voto. Todo esto sin
consultar para nada la Palabra de Dios que prohíbe los sacrificios humanos.
-----------------------------------------------------------Ejercicio
espiritual
Antes
de prometerle algo a Dios u otra persona, pidámosle a Dios la sabiduría
necesaria.
---------------------------------------------------------------------------------------------
La
historia de Jefté nos enseña la seriedad de prometer algo a Dios y las
consecuencias que esto puede traer.
También enseña la importancia de consultar la Palabra de Dios antes de cumplir
lo prometido; no sea que, como Jefté, pequemos contra el Señor en vez de
honrarlo con nuestros votos. Eclesiastés 5:2 y 5 dice: “No te des prisa con tu
boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios
está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras …
Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”.
Pedir
una señal. Gedeón recibió su llamado de parte de Dios para liberar a Israel.
Ser un libertador no figuraba entre los planes de Gedeón. Casi no lo pudo creer
cuando Dios se lo encomendó. Él quería estar muy seguro de que Dios lo había
llamado. Por lo tanto, pidió a Dios dos señales distintas durante dos noches
seguidas. Ambas noches sacó un vellón de lana al patio. La primera noche le
pidió a Dios que hubiera rocío en el vellón, pero no en la tierra a su
alrededor. La siguiente noche le pidió rocío en la tierra, pero no en el
vellón. Si Dios hacía según su petición, Gedeón estaría seguro de su llamado
(véase Jueces 6:36-40).
Dios
no amonestó a Gedeón por pedirle estas señales; más bien, fortaleció su fe al
darle una dirección inequívoca. Gedeón no pidió estas señales para evadir su
responsabilidad, sino en busca de una confirmación de parte de Dios de que él
había sido llamado a librar a Israel. Una vez que todo estuvo confirmado,
Gedeón prosiguió con plena fe y confianza a una victoria sobrenatural.
¿Debemos nosotros
pedir señales de Dios para discernir Su voluntad?
Depende
de los motivos. A menudo se hace por razones incorrectas.
Tomemos
en cuenta los siguientes consejos antes de pedir nuestra señal:
Tenemos
como ayuda la palabra de Dios, el Espíritu Santo, los hermanos en la fe y
posiblemente a nuestros padres. Podemos orar en busca de dirección, pero si
rehusamos tomar en cuenta estos recursos, el pedir una señal nos pondría en
grave peligro. En Mateo 16:4, el Señor Jesús les dijo a los judíos incrédulos
que pedían señal porque ellos eran una generación mala y adúltera.
Si
encerramos a Dios en una simple señal y le exigimos una respuesta hoy mismo,
será para nuestra ruina. Dios obra a Su debido tiempo, y quiere que nosotros
vivamos por fe y con paciencia.
Otras
veces puede ser que pidamos una señal de Dios, pero le damos sólo dos opciones
para contestar. Quizá Dios tiene otra alternativa. Juan quiere tener una novia,
pero no puede decidir entre dos hermanas. Entonces ora: “Dios, si llueve esta
noche, será tu voluntad que pida a Doribel; pero si no llueve, entonces entenderé
que debo pedir a Yanet”.
¿Qué
tal si Dios no quiere que Juan pida ni a Doribel ni a Yanet?
“Señor,
¿me quedo con este trabajo o renuncio?” Sin duda, Dios espera que busquemos
dirección de Él. Pero al mismo tiempo, no debemos exigirle una respuesta. Además,
Él espera que usemos sabiduría y que
analicemos lo que está a favor y lo que está en contra. ¿Cuáles son mis
necesidades? Si renuncio, ¿Cuáles son mis opciones? ¿Qué clase de compañeros de
trabajo tendré en ese lugar? Estos son ejemplos de preguntas que se deben
considerar.
“Señor,
si debo comprar este caballo, haz que dos palomas vuelen sobre mi cabeza dentro
de los próximos cinco minutos.” ¿Habría una mejor manera de analizar esta
compra? Consideremos esta: “Señor, quiero honrar tu nombre y aprovechar el
consejo de los hermanos. Ayúdame a ser un buen mayordomo del dinero que me has
dado.”
Faltarle
el respeto a la autoridad. Leamos 1 Corintios 11:1-16. Este pasaje de la Biblia
nos enseña acerca de la autoridad según establecida por Dios. Esta línea de
autoridad debe ser nuestra línea de autoridad. El hombre ora con la cabeza
descubierta para honrar a Cristo, su cabeza. La mujer ora con su cabeza
cubierta para honrar a su cabeza, el hombre.
De
igual manera debemos respetar al gobierno. Debemos acatar las señales de
tránsito. Además, Dios nos manda a pagar los impuestos. Por eso no debemos
buscar la manera de evadirlos.
Perseveremos
Puede
ser que a veces nos cansemos de orar o sintamos que es en vano. No obstante,
debemos continuar orando. Se requiere dominio propio, diligencia y
perseverancia para ser fiel. El diablo tratará
de interrumpir nuestra oración, porque conoce su valor. No permitamos que él agote nuestro ánimo de
orar. Primera de Tesalonicenses 5:17 dice: “______ _____ __________”. Ese evidente
que no podemos permanecer toda nuestra vida de rodillas. Pero este versículo
nos enseña que no debemos dejar de orar. Seamos constantes en la oración aunque
no veamos los resultados de inmediato. Sigamos orando aun cuando nos gustaría
estar haciendo otra cosa o estar en otro lugar.
De
la vida de Jacob en Génesis 31-33, 35 podemos aprender varias lecciones útiles.
Él es un buen ejemplo de una persona que perseveró en la oración. Jacob pasó
muchas pruebas con su suegro, Labán (véase Génesis 31). Luego Dios le dijo a
Jacob que volviera a su país natal.
A
su regreso se encontró con ángeles. Cuando su hermano Esaú se acercó a él,
Jacob tuvo temor. Con humildad pidió ayuda de Dios. Sin orgullo, él dijo:
“Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para
con tu siervo” (Génesis 32:10).
Esa
noche a solas, el Señor vino y luchó con él hasta rayar el alba. Jacob rehusó
dejar ir al Señor hasta que lo bendijera.
Quizá
nosotros luchamos contra el temor del futuro, el temor de la persecución o el
temor de la pérdida de seres queridos. Recordemos a Jacob y sigamos orando. Si
no deseamos desmayar en la fe, sigamos orando.
Más
adelante, Dios le dijo a Jacob que eliminara cualquier dios extraño, se
purificara y se pusiera ropa limpia. Jacob obedeció, y construyó un altar a
Dios.
El
altar se asemeja a nuestra vida de oración. Si deseamos crecer en lo espiritual
con victoria y dirección de Dios, es necesario permanecer en oración y comunión con Dios. Dondequiera
que iba Jacob, allí mismo reconstruía su altar a Dios, pues esto era para él lo
más preciado. También nosotros debemos apreciar nuestra comunión con Dios.
Nuestra relación con Dios no es un chiste ni un asunto de poca importancia.
Hacer chistes de oración es pecado y atraerá la ira de Dios.
Al
ver la vida de Jacob, nosotros podemos notar como cada experiencia en su vida
lo acercó a Dios y promovió su relación con Dios. Así como Jacob lo hizo,
permitamos que cada experiencia de nuestra vida nos acerque a Dios.
Leamos
la historia de Daniel en Daniel 2 para que veamos lo que él hizo cuando en su
vida de oración tuvo que enfrentarse con la prueba más difícil. ¿Acaso dejó de
orar?
Al
cabo de unos años volvió a pasar una prueba difícil (véase Daniel 6). No se le
había olvidado buscar a Dios. Tres veces por día se inclinaba en oración dando gracias a Dios por
Su bondad.
¿Por
qué oraba Daniel tres veces al día, siendo un esclavo en tierra lejana y
pagana?
De
seguro Daniel se enfrentaba con muchas tentaciones en ese país pagano de
Babilonia, si bien es cierto que tenía muchas responsabilidades. A diario venía
ante Dios a buscar de Él la sabiduría para enfrentar las amenazas a su vida
espiritual. Reconoció que en sí mismo no tenía fuerzas para vencer. Confesaba
sus flaquezas y pecados, así como confesó el pecado de su pueblo (véase Daniel
9).
De
tanto valor era su oración que siguió orando tres veces al día, aun cuando fue
amenazado de muerte si lo hacía. Quizá nosotros oramos más de tres veces al
día, pero, ¿tenemos la carga y la sinceridad de Daniel al orar?
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Contemos
las veces que nosotros oramos en un día. Reflexionemos en nuestras oraciones
para ver si alguna vez nos falta sinceridad. Pongamos nuestro esfuerzo en cada
oración para que sea un tiempo de provecho.
---------------------------------------------------------------------------------------------
A
Daniel lo socorrió un ángel. A nosotros nos socorre el Espíritu Santo. Nosotros
tenemos ventaja sobre Daniel porque tenemos la palabra completa de Dios para
animarnos, dirigirnos y guardarnos de caer.
Lucas
18:1 nos dice: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de
orar siempre, y no desmayar”. Esto indica que orar siempre se relaciona
directamente con el esfuerzo de hacer siempre lo correcto. Si dejamos de orar,
seguramente nos desanimaremos y caeremos en pecado.
Esta
parábola les demostró a los discípulos la necesidad de perseverar en la oración
en lugar de darse por vencidos. El Señor Jesús da el ejemplo de una viuda y un
juez injusto. La viuda insistió en buscar la ayuda del juez injusto. Él se
cansó de ella y, por lo tanto, cedió a su clamor por justicia. Si el hecho de
venir de continuo delante de un juez injusto trajo los resultados deseados,
¿cuánto más se logrará si seguimos clamando al Padre de toda justicia?
No
es ni egoísmo ni rebeldía clamar de continuo a Dios. Es un ejercicio de fe.
Dios oye cada oración de fe y busca preparar a Sus hijos para la obra en Su
viña. Creamos esto por fe. Sigamos orando hasta recibir de Dios una respuesta,
sin importar si la respuesta recibida es la que buscábamos o no.
Cuando
vemos las señales de Su venida, el Señor Jesús nos exhorta a levantar nuestra
cabeza (Lucas 21:28). Lo mejor que podemos hacer al mirar los problemas
crecientes del mundo es alzar nuestros ojos (orar). El corazón del mundo entero
se desmaya por temor del futuro. De igual manera viviremos con temor si la
presencia de Cristo no es real en nuestra vida. Lo que al mundo le causa temor,
a los cristianos los acerca a Dios.
El
Señor Jesús nos advierte de los afanes, las presiones y las tentaciones de este
mundo. Nos dice que estas cosas pueden atraparnos y causar nuestra derrota
espiritual. Él nos amonesta en Lucas 21:36 cuando dice: “Velad, pues, en todo
tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que
vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” Notemos en especial la
frase “en todo tiempo”. Orar una sola vez por determinada situación no basta
para alcanzar la victoria. Debemos orar en todo tiempo. Una vida de oración
descuidada o escasa es señal segura de fracaso. Una vida así no toma en cuenta
los peligros espirituales que amenazan por todos lados. Nuestra fuerza no basta
para salir adelante en victoria. Es esencial orar en todo tiempo.
La
iglesia apostólica en Hechos 6 tenía diversas necesidades materiales. Los
apóstoles recomendaron que se buscaran siete hermanos dignos para esos deberes
para que ellos (los apóstoles) pudieran persistir en la oración y en el
ministerio de la palabra. ¿De qué manera persistieron ellos en la oración? Sin
duda la oración era lo principal en su lista de prioridades como líderes.
Reconocían que el éxito de su ministerio
dependía de su entrega y búsqueda de la sabiduría, el poder y la dirección de
Dios.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Oremos
por la iglesia de Dios para que pueda cumplir su deber dentro del mundo en
estos últimos días. Asegurémonos de que amamos y apoyamos a nuestra
congregación local con nuestro trabajo y nuestras oraciones.
---------------------------------------------------------------------------------------------
A
veces sentimos la tentación de no orar. Quizá el cansancio nos sobrecoge y el
cuerpo nos pide dormir y no orar. ¿Qué debemos hacer? No dejemos de orar. No
nos dejemos llevar por el pensamiento “Oraré acostado en mi cama”. Si nos sentimos demasiado cansados para orar,
¿cuánto más cansados nos sentiremos al acostarnos?
La
Biblia nos enseña a orar sin cesar (véase Tesalonicenses 5:17). Si empezamos a
pasar por alto una oración aquí y otra allá porque nos sentimos demasiado
cansados, el diablo nos convencerá en muchas otras ocasiones de que estamos
demasiado cansados para orar. Es necesario perseverar. Una parte vital de perseverar,
es orar con constancia para poder crecer en lo espiritual.
-----------------------------------------------------------Ejercicio espiritual
De
los siguientes pasajes, memoricemos lo que enseñan acerca de la necesidad de
perseverar en la oración:
“Así
se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando
el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se
descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque
raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón
le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se
dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los
hombres, y has vencido” (Génesis 32:24-28).
“Cuando
oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y
oré delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:4).
“Pacientemente
esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor” (Salmo 40:1).
“En
cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía
oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Salmo 55:16-17).
“Ten
misericordia de mí, oh Jehová; Porque a ti clamo todo el día” (Salmo 86:3).
“Oh
Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti” ((Salmo 88:1).
“¿Y
acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se
tardará en responderles?” (Lucas 18:7)
“Os
digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su
importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite” (Lucas 11:8).
“Y
yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”
(Lucas 11:9).
“Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas
21:36).
“Orando
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
“Respecto
a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho:
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto,
de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí
el poder de Cristo” (2 Corintios 12:8-9).
“Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
“Perseverad
en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Colosenses 4:2).
“Orad
sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
“Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).
“Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos
11:6).
-----------------------------------------------------------
Disfrutemos nuestra
oración
A
una persona carnal no le resulta natural orar a Dios. Aun a los cristianos a
menudo les es más fácil hacer otra cosa. Sin embargo, la oración es esencial
para nuestra vida espiritual. ¿Cómo podemos convertir la oración en algo más
placentero y menos difícil?
Leamos
los siguientes pasajes y anotemos algunas ideas que nos puedan ayudar a
apreciar más la dicha de poder orar.
“Si
en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría
escuchado” (Salmo 66:18).
“Mas
ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica” (Salmo 66:19).
“Aconteció
que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”
(Lucas 11:1).
“Y
un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse
la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido”
(Hechos 16:13).
“Por
lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
“Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
“Por
lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por
vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda
sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9).
“Orad
sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:17-18).
“Por
lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y
sea glorificada, así como lo fue entre vosotros” (2 Tesalonicenses 3:1).
“Echando
toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro
5:7).
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Démosle
gracias a Dios por el privilegio de poder orar.
Pidámosle
una vida de oración con propósito y sentido eternos.
---------------------------------------------------------------------------------------------
CAPÍTULO 5:
GALARDONES DE LA ORACIÓN
Hebreos
11:6 dice que Dios es galardonador de los que le buscan. ¿Cuáles son algunos de
estos galardones?
La oración nos cambia
A
menudo se oye el dicho: “Las cosas cambiarán orando”. ¿Qué quiere decir esto?
A
veces nos encontramos con dificultades agobiadoras. Pro cuando oramos, Dios
provee una salida maravillosa y somos fortalecidos y animados.
La oración pone nuestra carga en el Señor. Esto a su vez le da la
oportunidad a Dios de cambiar las circunstancias por nuestro bien y para Su
gloria.
También
debemos recordar que la oración cambia a las personas mismas. Al orar, puede
ser que nuestra propia vida cambie más que la persona por quien oramos. Si esa
es la voluntad de Dios, sometámonos a ello.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pensemos
en una situación que nosotros deseamos que Dios cambie para Su gloria. A partir
de ahora en adelante, pidámosle a Dios que cumpla Su voluntad en esta
situación. Entreguémonos por completo a SU obra para que Él pueda utilizarnos
en esto de la manera que Él quiera
---------------------------------------------------------------------------------------------
Un día el Señor Jesús subió al monte a orar y “la apariencia de su rostro se
hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente” (Lucas 9:29). La oración sincera
afecta incluso nuestro rostro y manera de vestir. Quizá no resplandezcamos. Sin
embargo la luz de Cristo podrá brillar por medio de nuestra vida. La
transformación de Cristo en nosotros hará que nuestras “ropas” (obras
espirituales) sean blancas como la nieve. El libro de Apocalipsis dice que las
ropas de lino fino, limpias y
resplandecientes, son las obras justas de los santos. Una comunión santa con
Dios, junto con una vida justa, demostrará al mundo que andamos con el Señor
Jesús.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Pidamos
a Dios que nosotros podamos reflejar Su gloria por medio de Su Espíritu Santo.
---------------------------------------------------------------------------------------------
La oración alivia
nuestro pesar
Un
pesar es una carga espiritual o mental que llevamos. La tendencia de un pesar
es aumentar con el tiempo. Quizá es sentirse mal por alguna mala decisión de un
amigo cercano. O puede ser una dificultad económica, una guerra, la pérdida de
un familiar u otras cosas similares.
El
Señor Jesús nos invita a contarle nuestro pesar. Al descargar esta dificultad
en Él, con fe en Su poder y soberanía
nuestra alma puede encontrar alivio y descanso. Dios nos ama y se compadece de nosotros como un
padre se compadece de sus hijos. Él cargará el peso de nuestra carga y nos dará
descanso.
Primera
de Pedro 5:7 dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros”.
¿Cómo podemos echar
nuestra ansiedad sobre Él?
Primero
debemos ser agradecidos y no debemos quejarnos: “Por nada estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias” (Filipenses 4:6). Contémosle a Dios todo nuestro pesar.
Según el versículo 7:
¿Qué
hará Dios? _______________________
¿Qué
significa esto? _______________________
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Aprendámonos
de memoria 1 Pedro 5:7 y pongámoslo en práctica según la situación lo amerite.
---------------------------------------------------------------------------------------------
No
hay ningún beneficio en encerrarnos en nosotros mismos con pesares. Al entregar
todo a Dios, delante de quien nade se puede esconder, Él los recibe. En un
sentido literal, nosotros siempre tendremos el pesar, pero con el hombro
poderoso de Dios la carga se hace liviana. Al Dios recibir el peso de nuestro
corazón, nos acompañarán el gozo y la paz del Espíritu Santo.
La oración nos da
victoria
La
exhortación del Señor Jesús: “Velad y orad para que no entréis en tentación
(Mateo 26:41), nos da a entender que para tener victoria tenemos que estar
siempre alertas, y orando. La comunión sincera con Dios pone a nuestro alcance
el poder de Dios. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos
8:31).
Dios
no nos obliga a tener la victoria. Él espera que reconozcamos nuestra necesidad
y nos acerquemos a Él en espera de Su apoyo y poder.
Al
venir la tentación, debemos orar de inmediato. No debemos esperar hasta que
lleguemos a nuestra casa. Cuanto más nos acercamos a Dios, mayor fuerza de Dios
tendremos para vencer el pecado. Para alcanzar una victoria continua,
necesitamos permanecer en la presencia del Señor. Lograr hoy la victoria en
Cristo y también perseverar en la oración son requisitos para poder permanecer
firmes hasta el fin.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
¿Qué
tipo de cargas podemos echar sobre el Señor?
Describamos
un método que podemos emplear para depositar nuestro cuidado en el Señor.
Mencionemos
tres métodos que Dios usa para hacer
nuestra carga más liviana.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Meditemos
en las recompensas de la oración que se mencionan en los siguientes versículos:
Salmo
34.4: "Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis
temores".
Salmo
34.6: "Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus
angustias".
Salmo
40.1: "Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi
clamor".
Salmo
99.8: "Jehová Dios nuestro, tú les respondías; les fuiste un Dios
perdonador, y retribuidor de sus obras".
Salmo
107.6: "Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus
aflicciones".
Salmo
118.5: "¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos, para guardar tus
estatutos!"
Salmo
138.3: "El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi
alma".
Lamentaciones 3.57: "Te acercaste el día que te
invoqué; dijiste: No temas".
Lamentaciones
3.58: "Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida".
Lucas
11.13: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo pidan?"
Lucas
23.43: "Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo
en el paraíso".
Juan
16.24: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis,
para que vuestro gozo sea cumplido".
Hechos
4.31: "Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló;
y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de
Dios".
Romanos
10.12: "Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan".
Romanos
10.13: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo".
2
Corintios 12.8-9: "Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que
lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena
gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder
de Cristo".
2
Tesalonicenses 3.2: "Y para que seamos librados de hombres perversos y
malos; porque no es de todos la fe".
Hebreos
4.16: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro".
Santiago
1.5: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el
cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".
Santiago
5.16: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros,
para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho".
La oración trae
resultados
¿Adónde
estaba Isaac cuando su siervo volvió con Rebeca, su nueva esposa? Estaba en el
campo meditando. ¡Qué galardón tan placentero recibió por su fidelidad y
comunión con Dios! Así como su padre Abraham, Isaac fundó su hogar sobre los
principios de Dios. Durante su vida, dondequiera que él fue, construyó sus
altares a Jehová. Su vida como hombre de paz añadió validez a sus oraciones y
sacrificios.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Meditemos
acerca de nuestra relación con Dios y busquemos su ayuda para hacerla creer.
---------------------------------------------------------------------------------------------
El
Salmo 91:15 dice: “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; lo libraré y le glorificaré”. Esta promesa es para aquellos que han
puesto su amor en Dios y han conocido Su nombre (v. 14).
En
el Salmo 145:18-19 Dios promete estar cercano a las personas que le temen y le
invocan de verdad.
Proverbios
18:10 dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”.
Aquí tenemos una promesa fiel para aquellos que vienen a Dios en oración.
“No
nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos” (Gálatas 6.9).
Conclusión
En
el Salmo 32.6, David dice: “Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que
puedas ser hallado”. Los santos conocen la sabiduría de clamar a Dios durante
su vida en lugar de esperar a que sea demasiado tarde. Los que esperan mucho
para clamar a Dios, un día clamarán a las rocas y a las montañas para que
caigan sobre ellos. Se arrodillarán ante el Rey de reyes y Señor de señores,
pero será demasiado tarde.
-----------------------------------------------------------
Ejercicio
espiritual
Refresquemos
nuestro tiempo de oración al aprender de memoria Jeremías 33:3 y Efesios
3:20-21.
Meditemos en una de las veces en que Dios contestó
nuestra petición de inmediato, y démosle gracias por ello.
Luego
de aprender de memoria estos versículos, escribámoslos de memoria.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Un
día cada ser humano se arrodillará y confesará que Jesucristo es Señor, para la
gloria de Dios Padre (véase Romanos 14:11-12; Filipenses 2:9-11). En ese día
nosotros veremos a más personas de rodillas que jamás hayamos visto; pues cada
individuo, tanto pecador como santo, se postrará ante el Altísimo. Pero en ese
día nadie cambiará su relación actual con Dios.
Postrémonos
y arrodillémonos mientras tenemos vida y arreglemos todas nuestras cuentas con
Dios.